Existen innumerables relatos a través del mundo, sobre La leyenda de la Llorona, muchos países como México, Paraguay, Venezuela, Chile, narran historias acerca de “La Llorona” y Perú no es la excepción.
Todos coinciden, en que “La LLorona”, es una mujer joven, de contextura delgada, que asesino a su hijos, por un desengaño amoroso, obviamente las razones y las circunstancias son propias de cada país, pero hay que admitir que el caso peruano se presenta a la fecha, en distintas calles del Centro de la capital, dónde escuchar a “La LLorona”, es común, es tormentoso, lo que origina que miles de familias viven aterrorizadas y en algunos casos, ya se hayan acostumbrado a ella.Cuenta la leyenda, que “La LLorona”, se llamaba alguna vez, Carla Tuesta de Soldevilla y Rosario de los Santos, está señorita, era hija de un gran hacendado Limeño, este hacendado Limeño, era muy poderoso, y rico, por ello, le brindaba los mayores lujos, a su hija Carla Tuesta de Soldevilla y Rosario de los Santos, la misma que después recibiría el nombre de “La LLorona”, pero esta era más bien una muchacha muy sencilla y hermosa, cándida al extremo, llena de amor y alegría que iluminaba la vida del gran Hacendado.
Aquella muchacha de mirar candoroso y lleno de ternura, al transcurrir del tiempo conoce y se enamora de un joven que por esos tiempos conoció, el mismo que desde la primera vez que se conocieron le juro amor eterno.
No transcurrió mas de 1 año, en que Carla Tuesta de Soldevilla y Rosario de los Santos, conociera a este muchacho y de forma intempestiva, fallece su padre producto de un paro cardíaco fulminante.
Ella se encontraba muy enamorada de él muchacho, por ello accedió, a que él la ayudará con los menesteres de los grandes Negocios que manejaba su padre. Los años, iban pasando, los negocios prosperaban, y cada día el muchacho que hasta ese entonces era el novio de Carla Tuesta de Soldevilla y Rosario de los Santos, no daba signos de formalizar su situación con ella, a pesar que ella le había dado 3 hijos, por el contrario, cambio su trato, era parco, malcriado y no demostraba ningún respeto por Carla.
El día menos esperado, Carla Tuesta de Soldevilla y Rosario de los Santos, se despierta y resuelve, aclarar las cosas con él; pero, al ingresar al dormitorio que él tenía en la Mansión donde vivían (por que tampoco dormían juntos), lo encuentra con su amante, la misma que era otra mujer viuda y pudiente que fingía ser su mejor amiga.
Carla, al observar tamaño vejamen, coge lo primero que tiene a la mano y arrebate sobre ellos. Carla cogió una vara de metal con los que acostumbrarán cerrar las puertas, y es ahí que de dos golpes claros y precisos con ese metal, que la hermosa chica que alguna vez fuera cándida y tierna, en un momento de locura, se vuelve la peor asesina de aquellos tiempos, pues en medio de su dolor, se dirigió a la habitación de sus pequeños hijos y procedió a reventarles la cabeza y así terminar con sus vidas, pues sentía que ellos le recordarían el engaño del cual fue víctima, pasaron pocos minutos cuando Carla, cae en la cuenta y toma conciencia de su actuar.
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