miércoles, 2 de noviembre de 2011

No solo los perros lamen

Cuentan las leyendas de terror que dos chicas de Plasencia, cuyos padres se habían ido a pasar el fin de semana a la montaña, se habían quedado solas en casa, en compañía de su perro. Cuando estaban viendo la televisión, un avance informativo interrumpió la programación. Un asesino loco se había escapado del manicomio.
La niña pequeña sintió mucho miedo, pero su hermana la tranquilizó, diciéndole que no se preocupara, que nadie podría entrar sin que su perro se diera cuenta, y si el perro oía algún ruido ladraría, entonces ellas llamarían a la policía.
Las niñas se acostaron intranquilas, pero tras un largo rato cayeron dormidas.
En mitad de la noche la niña se despertó y sintió miedo, entonces metió la mano debajo de la cama, donde dormía su perro, para que éste la lamiera y así fue. Entonces la niña se quedó tranquila, pero empezó a oír un ruido extraño.
Parecía un goteo. La niña se levantó para ver de dónde salía el ruido y al llegar al baño se encontró a su perro ahorcado, y junto al perro una nota que decía: No sólo los perros lamen. La niña se desmayó y cayó al suelo.
Cuando llegaron sus padres, se encontraron al perro ahorcado, a su hija pequeña desmayada en el suelo y a su niña mayor muerta en la cama.
Cuando la niña despertó, estaba totalmente traumatizada y jamás volvió a pronunciar una palabra.

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